lunes, 10 de agosto de 2009

LOS DUEÑOS DE LA LUZ



Miles de vecinos del barrio San Alberto son, actualmente, víctimas de la empresa de servicio eléctrico EDENOR que, aunque parezca una paradoja, no les brinda ningún servicio. La empresa privatizada actúa únicamente como recaudadora y deja a la deriva a cientos de familias que en sus domicilios tienen electricidad de baja tensión o directamente no tienen «luz» durante largas horas del día y de la noche.
Todo comenzó hace aproximadamente dos años cuando se produjeron los primeros «cortes», pero los vecinos comenzaron a ver cómo paulatinamente el servicio iba desmejorando al punto de estar sin luz durante doce horas diarias a lo largo de 12 días corridos.
Con el falso paradigma lanzado en los ‘90 (el de la panacea de las empresas privatizadas) ya derrumbado, esas empresas hoy siguen haciendo su festín comercial, cobrando tarifas exorbitantes que en sus países de origen serían incapaces de facturar sin invertir lo mínimo que debieran para ofrecer un servicio caro, pero al menos eficiente.
Las manzanas afectadas son las rodeadas por las calles Terrada, las vías del ferrocarril Belgrano Sur, Moldes y avenida Cristianía. Allí se juntaron más de 400 firmas de frentistas que tienen el servicio restringido o directamente no tienen electricidad en sus casas. Esos firmantes, colmados en su paciencia y asesorados legalmente, recurrieron a las autoridades de Edenor para buscar una solución por la interrupción del suministro.
Los vecinos pudieron averiguar, por información brindada por el personal técnico de la misma empresa, que el origen del problema es «la falta de mantenimiento del cableado y la no renovación de los transformadores de energía». Algunos de los damnificados aseguran que los cables que transportan la electricidad son los mismos que puso la estatal SEGBA cuando comenzó a poblarse el barrio.
Miguel Angel García cuenta su experiencia: «A mi me empezaron a cortar en 2007 una o dos veces por semana. En julio de este año tuve semanas que me cortaron seis días seguidos, tengo tres hora de luz y me interrumpen nuevamente».
Muy parecido al caso de otro vecino, Juan Torres, que llegó a estar 12 días a oscuras y luego le enviaron una boleta por 248 pesos. «Me cortaban de nueve de la mañana a nueve de la noche y después cambiaron de siete a la una de la madrugada», se indigna este jubilado que no fue oído en la sucursal de Edenor en San Justo.
Casanova hoy entrevistó a más de dos docenas de usuarios-damnificados en el barrio San Alberto y que están dispuestos a todo, como por ejemplo demandar a la compañía o a convocar a una rebelión de vecinos para que no paguen más su boletas hasta resolver el problema.
El caso más abusivo lo vivió Alberto Leguizamón quien recibió una factura por 1.000 pesos luego de tener el suministro restringido o interrumpido por largos días. Aunque no le va en zaga lo padecido por la familia de Sandra Ibarra que a pesar de iniciar una demanda en el Ente Regulador de la Electricidad (EnRE) apenas recibió un resarcimiento de 80 pesos por parte de EDENOR.
Hay que recordar que EDENOR es una empresa de capitales chilenos y se ha caracterizado por tener una actitud permanentemente abusiva con los usuarios. Desde su nacimiento, en la era menemista, esta empresa siempre atropelló a los vecinos en todos los terrenos.
En Casanova, y de la mano de la corrupción pierrista, quisieron instalar columnas de alta tensión por el medio de la ciudad. En el barrio Conet de nuestra localidad se multiplicaron los casos de mujeres y niños con cáncer como consecuencia de los transformadores de energía que utilizan como refrigerante al PCB (prohibido en todo el mundo). Por último, las facturas que enviaron en los meses de marzo y abril de 2009 con valores descabellados en casas de familias de extrema pobreza terminan de demostrar el perfil de estos «inversores».
Eduardo Toledo explica que ante la falta de respuesta que tuvieron individualmente comenzaron un reclamo colectivo que ingresaron el 31 de julio en las oficinas de Edenor San Justo. La nota deja en claro que «la empresa tiene la obligación de reunir las condiciones mínimas de calidad», a la vez que recuerda «el daño que produce (con los cortes sistemáticos) en tantos hogares, interrumpiendo la cadena de frío en los alimentos básicos de primera necesidad como leche, carnes y demás, y del cual cuesta acceder en estos momentos de crisis».
Los vecinos, que tuvieron una reunión tensa con el supervisor de Edenor Fernando Stevani, intimaron a la empresa para que termine «la interrupción del suministro diario y con la atención acorde a las necesidades de todos los usuarios conforme al contrato de concesión». En la reunión, el empleado de la concesionaria, Fernando Stevani, bordeó la xenofobia cuando les preguntó si «¿hay alguna villa cerca del barrio?», una pregunta estúpida y llena de ignorancia que intentó correr el eje de la discusión.
Los llamados «golpes de luz» es otro de los problemas para estas familias que tienen que estar alerta para desenchufar los artefactos para no tener mayores pérdidas. Rubén Gaitán le contó a este periódico que luego de presentada la nota del 31 de julio, la empresa devolvió el servicio pero que en los tomacorriente o en las lamparitas se producen destellos, «Fue durante media hora que se producían picos de tensión, por lo que tuve que cortar la llave térmica».
Lavarropas que no funcionan, heladeras con motores quemados y microondas con desperfectos son algunas de las consecuencias de este despropósito empresarial. La señora Marta Lugones tiene que realizarle las nebulizaciones a su marido cuando la empresa le envía suministro, «si no tenemos luz, esperamos».
Oscar Casmuz cree que ante el escrito ingresado, EDENOR aumentó los voltios en las casas del barrio, «pero pasaron de 150 a 180 voltios, los que siguen siendo insuficientes para el uso de algunos artefactos. El jueves 6 de agosto vamos a presentarnos en el EnRE para que intervengan como ente regulador que son».
«En mi casa -acota Marcelo Bois- la baja tensión sigue. El domingo a la noche tuvimos un golpe de luz que fue de los 150 voltios que tenemos permanentemente a casi 210, que fue lo que me dijo un electricista. Siempre con el riesgo de perder electrodomésticos».
El domingo 9 de agosto a las 16 horas realizarán una asamblea vecinal para resolver las medidas a tomar. El lugar de encuentro es el Centro Cultural Latinoamericano (Islas Malvinas y Canadá de San Alberto) y se discutirá la convocatoria a una rebelión de contribuyentes «para no pagar la próxima factura de EDENOR», advierte Oscar Casmuz.
Los vecinos están dispuestos a todo y no le temen a la amenaza del «empleado» Stevani, quien les sugirió a los damnificados que no hagan ninguna manifestación en la oficina Edenor San Justo «porque van a ir todos presos», le habría insinuado al vecino Toledo.

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